ART & PROSA




La farola está triste y es como yo

Nada más despertar, se gira y lo descubre a su lado, un patito de goma a medio destripar, con los ojos saltados y marcas de dientes en el cuello. Parece que lo hubieran torturado sin parar, hasta que confesara porqué las lágrimas son saladas o algo así, pero al ser un patito de goma no sabe hablar, así que la tortura no cesó hasta que su verdugo se cansó y se fue a jugar con su cola.
La escena la envuelve hasta que vuelve a cerrar los ojos. Hoy no, quijote, hoy ella quiere tristear, que las lagrimas le salgan a borbotones, pequeñas partículas salinas que escuecen en el lagrimal y mas adentro. Hoy quiere lloriquear como una niña indefensa lo haría la primera vez que un chico-mentira le toca entre las piernas. Hoy quiere sentirse pequeña y abandonada y sola. Hoy quiere pero no puede. Empieza a gimotear callada, casi obligándose a llorar, pero duele como si alguien estuviera estrujándole el corazón y la garganta.
Los días son extraños para ella últimamente, llenos de cerillas y de besos clandestinos, se fuma la vida como si fuera una calada, para luego escupirle sin compasión. La mesilla de noche se le ha llenado de frases que escribe a medio dormir, incluso el cenicero tiene la suya propia, algo así como “nunca volaré”Por las tardes se sienta en el parque que queda mas cerca de su casa para sentir el calor derritiéndola, por las noches juega consigo misma y con su vida, haciéndola pender de la hebra mas fina. A veces solo escribe, algo mucho menos temerario:
Soñé como entre él y yo descabezábamos al sueño. No teníamos una guillotina decente así que íbamos degollándole con nuestras manos a modo de sierras improvisadas. Era una situación graciosa pese a estar embadurnados de sangre, nos reíamos del sueño maniatado y ridiculizado. Se le veía tristísimo con su pañuelo en la boca y las lagrimas escurriéndose por sus mejillas sin manos para secarlas. Sus ojos no paraban de moverse, viendo qué vena o arteria cortábamos en cada momento.
Esta noche resucitamos… hasta que pequeño quijote vino a quitarme las sabanas y a enseñarme como la luz de la farola parpadea, solo esa, las demás alumbran arriba como estatuas de luz. La farola parpadea y es como yo, solo que sin parpados ni pestañas ¿Las farolas miran? Nuca vi una moviendo las pupilas en busca de aquello que mirara, aunque puede ser que al ser su ojo tan grande no le haga falta una pupila o su pupila tan grande que no se percibe, como si no tuviera.
La farola está triste. Parpadea porque tiene tantas lágrimas en su enorme ojo que no es capaz de sostenerlas. Las va soltando una a una con cada parpadeo y caen como péndulos ambulantes que mojan a las niñas que pasan por debajo ¿Cuántas más le quedaran?
La farola esta triste y es como yo.
Ana

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